Nietzsche no es en absoluto un pensador filosófico-político inconsistente o confuso. Ni un sabio olímpico, alejado de los oficios terrestres de la Política y la lucha de clases. Tampoco un ensayista fragmentario, anárquico e inclasificable. ¿Es posible encontrar a través de todos los Nietzsches posibles una coherencia metapolítica, un hilo rojo de Ariadna?