Dejando a un lado los logros técnicos en la plasmación musical del contenido de esta canción de la banda inglesa de heavy metal a los ojos de los aficionados de este género (y a esto precisamente se refería Nietzsche cuando para su apreciación del preludio de Parsifal en una carta a Petar Gast quiso limitarse "a la cuestión estética" para hacerle justicia al talento "musical" de Wagner), ésta no sólo es una obra a-nietzscheana, sino anti-nietzscheana, y éstas son las razones:
Por estas razones, por la intención de fondo, esta canción es cristiana de principio a fin. Está hecha para los cristianos, o mejor dicho, a los no todavía ateos, a los que se baten luchando por salvar su fe antiterrena, a los mediastintas quienes son aún la gran mayoría, y que seducidos por su música son más propensos a volver a caer con más ganas en los brazos del "contenido" de la misma, de la fe encubierta. De ahí su éxito.
Creo que esta sería la equivalencia más acertada para el caso Wagner que Nietzsche trató con muchas pinzas, haciendo todas las salvedades técnico-musicales del caso, pero sin guardarse nada contra el contenido. Ozzy Osbourn sería, solo en el marco de lo sucedido con esta canción dentro de la afición "metalera" (ya que sólo conozco su "corte" nihilista), el Richard Wagner dentro de la "torcida" de la música clásica, aunque no siempre signifique, claro está, que un sindios no pueda regocijarse con la niñería de la que brotaron las más grandes obras religiosas de antaño, pues una cosa no tiene que ver con la otra, y eso lo sabía Fritz, no sin advertir de cierta necesaria fuerza natural consciente para las festivas asnadas de la que forman parte, y que en el contexto en que fueron creadas iban seguramente más allá de lo necesario.
Perdido en la oscuridad
Desaparezco de la luz.
Fe de mi padre, de mi hermano, de mi creador y de mi salvador,
Ayúdame a atravesar la noche.
Sangre en mi consciencia
Y asesinato en mente.
Desde la penumbra me levanto de mi tumba hacia la inminente perdición.
Ahora mi santuario es mi cuerpo.
La sangre corre libremente.
La lluvia se torna roja.
Dame el vino.
Quédate con el pan.
Las voces hacen eco en mi cabeza.
¿Está Dios vivo o está muerto?
¿Está Dios muerto?
Ríos de maldad
Corren por la tierra moribunda.
Nadando en pena, matan, roban, toman prestado, no hay mañana
Pues el pecador será condenado.
Cenizas a las cenizas.
No puedes exhumar un alma.
¿En quién confías cuando corrupción y lujuria, el credo de todos los injustos,
Te deja vacío e incompleto?
¿Cuándo terminará esta pesadilla?
¡Díganme!
¿Cuándo podré vaciar mi mente?
¿Alguien me dirá la respuesta?
¿Está Dios realmente muerto?
¿Está Dios realmente muerto?
Para salvaguardar mi filosofía
Hasta mi último aliento,
Me transfiero de la realidad
Hacia una muerte viviente.
Empatizo con los enemigos
Hasta la hora de mi muerte.
Con Dios y Satán a mi lado
La luz vendrá desde la oscuridad.
Miro la lluvia
Mientras se torna roja.
Dame más vino.
No necesito el pan.
Estos acertijos que viven en mi cabeza...
No creo que Dios está muerto,
Que Dios está muerto.
Sin lugar adonde correr,
Sin lugar donde esconderme,
Me pregunto si nos volveremos a ver
En el otro lado.
¿Crees una palabra
De lo que el buen libro decía?
¿O sólo es un sagrado cuento de hadas
Y Dios está muerto?
¿Dios está muerto? ¿Dios está muerto?
¿Dios está muerto? ¿Dios está muerto?
¡Sí!
Pero siguen las voces en mi cabeza
Diciéndome que Dios está muerto.
La sangre se derrama.
La lluvia se torna roja.
No creo que Dios está muerto,
Que Dios está muerto,
Que Dios está muerto,
Que Dios está muerto.
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