Una vez más, antes de seguir
y dirigir mi mirada hacia adelante,
levanto solitariamente mis manos
hacia ti, hacia quien yo huyo,
a quien en lo más profundo de mi corazón
consagré solemnemente altares
para que en todo momento
tu voz vuelva a llamarme.
Allí, profundamente inscritas, arden
las palabras: Al Dios desconocido.
Vuestro soy, aunque en la banda de impíos
he permanecido incluso hasta hoy:
Vuestro soy - y siento los lazos,
que en la lucha me tiran abajo
y, cuando huir puedo,
me obligan no obstante a su servicio.
Quiero conocerte, desconocido,
tú que profundo en mi alma llegas,
que mi vida atraviesas cual tempestad,
¡tú inaprehensible, pariente mío!
Quiero conocerte, inclusive servirte
(Trad. personal).
1) Como recaída en la fe de su padre, de su familia:Donde la referencia al "dios desconocido" correspondería al Dios cristiano "hallado" por Pablo en el Aerópago de Átenas, en una especie de eufemismo sutil, máxime cuando en el manuscrito Nietzsche escribe en un inicio "a la PALABRA desconocida", término vinculado a la religión antedicha y desarrollado en el Evangelio de San Juan, y reemplazado por "Gott" (Dios/dios) sin "tacharlo" (como ocurre en otra ocasión), al parecer por un motivo meramente estético, rítmico, sin que se contraponga al concepto cristiano de "Palabra" (conservar "Worte", palabra, habría hecho sonar desagradable dada la reiteración del término en la misma línea).
2) Como texto clásico o griegamente pagano:En referencia al mismo tipo de inscripción que encontró Pablo en un altar de Atenas, "Al dios desconocido": según las crónicas de Diógenes Laercio, en el mundo griego, cada lugar, aunque no tuviese un dios definido o conocido que estuviera asociado a él, debía ser jurisdicción de alguno, debiendo darse los servicios sacrificiales correspondientes en altares para el "dios desconocido" (Νή τόν Άγνωστον). En este sentido, y aunque aparentemente de un modo un tanto forzado se supere la noción original de "Palabra" con el supuesto de que Nietzsche lo interpretara por su "valor" filosófico en un sentido general (como tenía acostumbrado hacer en
Así habló Zaratustra), "Dios desconocido", ya con su forma más pagana que la anterior, abriría las posibilidades de identificación con las deidades griegas, o en todo caso, paganas, tales como Apolo, Zeus, Dioniso u Odín, lo que finalmente ocurrió, y de un modo especial con el caso de Dioniso, al que en 2 ocasiones se refirió de forma explícita como el susodicho "Dios desconocido": i) en el poema ditirámbico
Lamentación de Ariadna, y ii) en el nuevo prólogo a la reedición de
El Nacimiento de la Tragedia con el que buscaba aclarar el vínculo de tal libro con Richard Wagner.
Así, los "lazos y luchas" que no permiten el servicio a tal "dios desconocido" en el marco del segundo párrafo de este poema, serían los impuestos por la tara familiar o cultural de la religión cristiana, que concuerda con su ambivalencia bien representada en su cambio de enfoque hacia el estudio de la filología cuando ya había escogido en un semestre anterior, en la Universidad de Bonn, lo que habría honrado a su familia, y sobre todo a su padre fallecido: la teología.
3) Como visión interior por la cual se da nacimiento a una religión o a un dios.En sintonía con la segunda interpretación, la curiosidad y el gusto por las historias paganas (nórdicas, griegas y latinas) en su paso por la Escuela de Pforta (14 - 20 años), pudieron haberlo llevado a un escepticismo nihilista en el que pudo haber extrañado ese fervor de la fe, de la devoción, entrega que impregnaba antaño su ser, momento espiritual en el que pudo haber escrito este poema como representación de una vaga intuición religiosa expresada en la forma de un consciente esfuerzo por des-cubrir, dentro de su nueva aventura académicamente pagana, a su nuevo dios, a su nuevo sentido, una nueva meta por la que depositar fervientemente una nueva fe (quiero conocerte, inclusive servirte), posteriormente encontrada bajo el símbolo religioso de Dioniso.
Para esta interpretación, habría que tomar en cuenta un comentario retrospectivo de un fragmento póstumo de 1879.
«Como ateo, en Pforta nunca he dado la bendición de la mesa, [...]» (
eKGWB/NF-1879,42[68])
CONCLUSIÓN:Si junto al contexto biográfico hasta ahora expuesto, consideramos también la carta que Nietzsche envía a su madre el 26 de oct. de 1886, donde, refiriéndose al viejo profesor Niese, le pide quitar todo tipo de valor a la "poesía religiosa" de su época en la escuela secundaria alegando que la hacía para complacer a dicho profesor, el carácter "religiosamente pagano" del poema estaría casi totalmente demostrado, y la forma ambigua, bisémica, y toda falta de claridad respecto del propio paganismo, sería entonces sólo una cuestión de delicadeza, reservando para sí el "verdadero sentido".
No obstante, como se trata de una interpretación que tuvo que sustentarse en la biografía de su autor, es decir, en una fuente exterior, quedaría una pequeña posibilidad de que tanto la forma y el fondo de este poema hayan sido pensados cristianamente para congraciarse con cualquiera que haya sido el destinatario, aunque sin que esto contradiga, claro está, el paganismo interior de Nietzsche, por lo menos el de los últimos años de aquella época estudiantil en Pforta.