[28 = Poemas y fragmentos de poemas. Otoño de 1884]
[Z II 5b]
28[1]
Consagrado a todos los creadores.
Inseparable del mundo
¡Dejadnos ser!
Lo eterno-masculino
Nos arrastra hacia dentro.
28[3]
Maldad solar.
En la límpidez del aire,
Cuando ya el consuelo del rocío
Manando baja a la tierra,
Invisible, también sin ser oído — pues delicado calzado lleva
El consuelo rocío, como todo lo que es suave —
Recuerdas tú ahí, recuerdas tú, corazón ardiente,
Cómo una vez sentías sed,
Cómo de lágrimas celestes y gotas de rocío,
Achicharrado y cansado, sentías sed,
Mientras en blandas sendas de hierba
Calladas miradas vespertinas del sol
Corrían en torno a ti a través de oscuros árboles,
Malvadas y candentes miradas del sol
Mas el sol te preguntó así calladamente:
¿Qué es lo que llevas, necio,
¿Una máscara desgarrada?
¿Una máscara divina? ¿A quién se la arrancaste de la cara?
¿No te avergüenzas de olfatear, lujurioso de dioses, entre los hombres?
¡Cuántas veces ya!
¿Un pretendiente de la verdad? así yo gemía —
¡No! ¡Sólo un poeta!
Lujurioso de máscaras, incluso disfrazado.
¡Yo mismo una máscara desgarrada! ¡El embuste de una máscara divina!
En la limpidez del aire,
cuando ya la hoz de la luna
verdosa entre rojos purpúreos
se desliza furtiva y envidiosa
— segando a cada paso en secreto
colgantes praderas de rosas
hasta que se hunden,
se hunden pálidas hacia la noche
poniéndose en tanto más roja,
más y más roja,
avergonzándose de su mala acción, — — —
28[14]
Ovejas.
¡Mirad el águila! anhelantemente fijo
mira allá abajo en el abismo,
en su abismo, ¡él allí
se enrosca hacia cada vez más profundas profundidades!
Y de repente, volando recto,
en arranque aguzado
se precipita hacia su presa,
¿Creéis que es hambre?
¿Pobreza de entrañas? —
Y amor tampoco es
— ¡qué es un cordero para un águila!
¡él odi<a> las ovejas!
Así me precipito yo
hacia abajo, anhelantemente,
sobre estos rebaños de corderos,
desgarrando, cazando sangrientamente,
burla contra los parsimoniosos
rabia contra las babosadas de los corderos — — —
28[19]
Benevolencia como de vaca
28[20]
Amando a los malvados.
¿Me teméis?
¿Teméis el arco tenso?
¡Ay, uno podría colocar una flecha en él!
Ay, ¿amigos míos?
¡A dónde fue lo que se llamaba bueno!
¡A dónde fueron todos los »buenos«!
¡A dónde, a dónde fue la inocencia de todas estas mentiras!
Los que una vez vieron al hombre
como un dios tanto como un chivo
El poeta que puede mentir,
sabiéndolo, queriéndolo,
solo él puede decir la verdad
»El hombre es malvado«
así dijeron incluso los más sabios de todos —
para consuelo mío.
pecadoramente sano y bello
al igual que animales rapaces de coloridas máculas
quien, cuales gatos y mujeres,
es propio de la selva,
y salta atravesando ventanas
lo que pone quieto, rígido, frío, liso
lo que torna en imagen y en columna,
lo que uno erige frente a templos,
que erige para ostentarlo
¿— la virtud —?
28[21]
¿Un pretendiente de la verdad? ¿Lo viste?
Quieto, rígido, frío, liso,
Convertido en imagen, y en columna, erigido
Frente a templos — habla,
¿De eso sientes lujuria?
No, máscaras buscas tú
Y pieles de arco iris
¡Salvaje malicia gatuna que atravesando ventanas salta
hacia todas las selvas del azar!
No, bosque virgen necesitas tú,
Y beber a sorbos de tu miel,
pecadoramente sano y bello
al igual que animales rapaces de coloridas máculas.