[Cartas de Nietzsche]
[1882]

231. A Lou von Salomé en Zürich-Riesbach

<Naumburg, poco después del 24 de mayo de 1882>

Querida amiga Lou,

vaya a visitar al profesor Overbeck y a su familia — su dirección es Eulergasse 53. —

Aquí en Naumburg hasta ahora he callado completamente en relación a usted y nosotros. Así tendré más independencia y estaré mejor a sus servicios. —

Los ruiseñores están que cantan las noches enteras frente a mi ventana. —

Rée es, en todos los aspectos, un mejor amigo de lo que soy o pueda ser yo; ¡tenga bien en cuenta esta diferencia! —

Cuando estoy completamente solo, pronuncio a menudo, muy a menudo su nombre — ¡para grandísimo gusto mío!

234. A Lou von Salomé en Zürich-Riesbach

Naumburg del Saale, Pentecostés <28 de mayo de 1882>

Mi querida amiga,

¡me ha escrito eso muy al gusto de mi corazón (y también al de mis ojos)! Sí, yo creo en usted: ayúdeme a que yo siempre crea en mí mismo, y a honrar nuestro lema y a usted.

»deshabituarnos de las medianías
y en lo pleno, bueno y bello
resolutamente vivir« — 614

Mi último plan para que pueda hablar con usted es éste:

Quiero viajar a Berlín615 en el momento en que usted esté allá, y de ahí retirarme de inmediato a uno de los bellos y profundos bosques que están en sus alrededores — lo bastante cerca para podernos encontrar cuando queramos, cuando usted quiera. Berlín mismo es para mí una imposibilidad. Por lo tanto: me quedaré en »Grunewald«616, y esperaré todo el tiempo que usted deba pasar después en Stibbe617. Luego estaré a su mandato para cualquier intención posterior: quizás en el bosque mismo pueda yo encontrar la casa de algún guardabosques o de algún párroco, donde usted pueda vivir unos pocos días más cerca de mí. Pues sinceramente desearía mucho estar por una vez completamente solo con usted, tan pronto como sea posible. Los solitarios como yo tienen también que acostumbrarse lentamente a las personas que les son más queridas: ¡sea en este punto tolerante conmigo o, antes bien, un poco servicial! Pero si le complace seguir viajando, encontraremos, no lejos de Naumburg, otra ermita silvestre (en los alrededores de un palacio de Altenburg); allá podría llevar yo, si usted quiere, a mi hermana618. (En tanto todos los planes del verano sigan en el aire, haré bien en mantener en pie un perfecto silencio entre mi familia — no por placer en los secretos, sino por »conocimiento de las personas«) Mi querida amiga Lou, respecto a los »amigos«, y al amigo Rée en especial, quiero explicarme a viva voz: sé muy bien lo que le digo cuando lo considero un mejor amigo de lo que soy o pueda ser yo. —

¡Oh, mal fotógrafo! Y sin embargo: ¡qué agradable silueta está sentada en la pequeña carreta!619 — ¿El otoño lo pasaremos, creo, ya en Viena? ¿A qué representación quiere asistir en Bayreuth?620 Rée tiene una entrada para la primera, por lo que sé. — ¿Después de Bayreuth buscaremos todavía un lugar intermedio favorable para su salud? De la mía hoy no tiene caso hablar.

De corazón su F. N.

Afirman que en mi vida no he estado tan jovial como ahora. Confío en mi destino. —


Respuesta a una carta no conservada de Lou von Salomé. Lou von Salomé responde el 4 de junio de 1882.

237. A Lou von Salomé en Hamburgo

<Naumburg, 7 de junio de 1882>
Miércoles

Mi querida amiga,

también he estado, al igual que usted, verdaderamente enfermo y, según he calculado, justo desde el mismo día; eso me da una especie de satisfacción amarga — me es totalmente insoportable imaginarmela sufriendo sola.

De los Overbeck me llegó una carta de ocho páginas, llena de amor y admiración hacia usted, y de interés y preocupación por nosotros dos.621 No es poca cosa que el buen sentido de estos juiciosos y buenos amigos sea favorable a nuestro proyecto. — Por lo demás, tengo ahora por necesario callar sobre él, incluso con las personas más cercanas y queridas: ni la señora Rée en Warmbrunn, ni la señorita v. Meysenbug en Bayreuth, ni mis familiares deben romperse la cabeza y el corazón con cosas para las cuales nosotros, nosotros, nosotros tenemos la madurez, y la tendremos; mientras que para otros puedan ser peligrosas fantasías. —

Para Berlín y el Grunewald622 estaba tan preparado que pude haber partido a cualquier hora. ¿Así que no nos volveremos a ver hasta después de Bayreuth? E incluso luego, ¿sólo »quizás«? Warmbrunn623 no es un lugar para mí; además creo más aconsejable no ostentar nuestra trinidad tan abiertamente en este verano, como ocurriría con una estancia en Warmbrunn: — por el bien de los planes otoñales e invernales. En esta Alemania soy demasiado conocido.

También yo estoy ahora rodeado de auroras, ¡y ninguna en papel impreso!624 Lo que ya nunca creía, el encontrar una amistad de mi última felicidad y sufrimiento, ahora se me aparece como posible — como la posibilidad dorada en el horizonte de toda mi vida futura. Me conmuevo cada vez que pienso en el alma valiente y rica en intuiciones de mi querida Lou.

¡Escríbame siempre como en esta ocasión!

Nada leo con más placer y facilidad que su caligrafía.

De todo corazón
su
F. N.


Respuesta a una carta de Lou von Salomé del 4 de junio de 1882.

239. A Lou von Salomé en Hamburgo

<Naumburg, presumiblemente el 10 de junio de 1882>

Sí, mi querida amiga, desde mi distancia no alcanzo a ver en absoluto qué personas tienen necesariamente que ser puestas al corriente sobre nuestras intenciones; pero pienso que nos atendremos a poner al corriente sólo a las personas necesarias. Amo el ocultar la vida y deseo de corazón que a usted y a mí se nos ahorre un chismorreo de escala europea. Por lo demás, pongo en nuestra vida juntos esperanzas tan altas que cualquier efecto secundario, necesario o casual, me preocupa ahora poco: y se dé lo que se dé, lo soportaremos juntos y cada día arrojaremos juntos todo el fardillo al agua — ¿no es verdad?

Sus palabras sobre la señorita Von Meysenbug625 me determinan a escribirle enseguida una carta.

Déjeme entender cómo piensa organizarse tras el tiempo en Bayreuth y qué colaboración espera de mi parte en ello. Tengo ahora mucha necesidad de la montaña y de bosques altos: aún más que la salud, la »ciencia alegre« me empuja a la soledad. Quiero ponerle fin.

¿Le parece bien si voy para Salzburgo (o Berchtesgaden), es decir, de camino a Viena?
Cuando estemos juntos, le escribiré algo en el libro que le he enviado626. —

En fin: en todas las cosas prácticas soy inexperto y torpe; y desde hace años nunca he tenido que explicar o justificar ante los hombres ninguno de mis actos. Me gusta ocultar mis planes; ¡sobre mis facta puede hablar el mundo entero! — Sin embargo la naturaleza le ha dado a cada ser distintas armas defensivas — y a usted le ha dado la espléndida franqueza de su voluntad. Píndaro dijo una vez: »¡Llega a ser el que eres627.

Fiel y rendidamente
Nietzche


Respuesta a una carta no conservada de Lou von Salomé.

240. A Lou von Salomé en Hamburgo

<Naumburg, presumiblemente el 12 de junio de 1882>

Bueno, queridísima amiga, usted siempre me tiene buenas palabras a disposición, me causa gran alegría ser de su agrado. La terrible existencia de renuncia, la cual tengo que llevar y que es tan pero tan dura como la restringida vida de un asceta, tiene algunos medios de consuelo que me hacen la vida siempre más apreciable que sin ellos. Algunas grandes perspectivas sobre horizontes espiritualmente éticos son mi fuente más poderosa de vida, y me alegra mucho de que justo en este terreno nuestra amistad extienda sus raíces y sus esperanzas. ¡Nadie puede alegrarse tan de corazón sobre todo lo que hace y planea usted!

Fielmente su amigo F.N.


Respuesta a una carta no conservada de Lou von Salomé.

241. A Lou von Salomé en Berlín

<Naumburg,> Jueves <15 de junio de 1882>

Mi querida amiga:

Desde hace media hora estoy melancólico y desde hace media hora me pregunto por qué — y no encuentro otro motivo que el anuncio que me acaba de hacer con su querida carta, de que no nos veremos en Berlín.

¡Ahora mire qué tipo de hombre soy! Entonces: mañana a las 11 con 40 voy a estar en Berlín, estación Anhalt.628 Mi dirección es: Charlottenburg, junto a Berlín, poste restante. Mi pensamiento recóndito es 1) - - - y 2) que dentro de algunas semanas podré acompañarla hasta Bayreuth, presuponiendo que usted no encuentre compañía mejor. — ¡A esto se le llama decidir súbitamente!

Con los saludos más afectuosos
su amigo N.

Berchtesgaden lo veo »refutado«629. Por el momento me quedo en Grunewald630. — M<anu>s<crito> terminado. ¡Gracias al más grande asno de todos los escribanos! Me llevo a Berlín la introducción, la cual tiene por título »Broma, astucia y venganza«631 Preludio en rimas alemanas.


Respuesta a una carta no conservada de Lou von Salomé.

243. A Lou von Salomé en Stibbe

Domingo.<Naumburg, 18 de junio de 1882>

Querida amiga

Pues bien: he hecho un pequeño viaje, aparentamente muy tonto, a Berlín, en el que todo me resultó mal; al día siguiente regresé, con algo de más claridad sobre el Grunewald y sobre mí mismo que de costumbre — riéndome un poco burlonamente y muy fatigado. —

Por otra parte, hoy he vuelto a recaer totalmente en mi fatalista »sumisión a la voluntad divina«, y creo nuevamente que todo para mí tiene que significar lo mejor632, incluso este viaje berlinés y su quintaesencia (quiero decir, el hecho de que no la haya visto).

Me gustaría mucho estudiar y trabajar en algo pronto con usted, y he predispuesto cosas bonitas — campos, en los cuales haya fuentes que descubrir, suponiendo que sus ojos quieran descubrir fuentes precisamente en ellos (— ¡los míos ya no son lo bastante sanos para eso!) ¿Usted ya sabe que deseo ser su maestro, su guía en el camino de la producción científica? —

¿Qué piensa usted de las fechas posteriores a Bayreuth? ¿Qué sería para usted lo más deseable, lo más provechoso y lo más digno de esfuerzo justo para estas fechas?— ¿Y se ha de poner en consideración para el comienzo de nuestra vida vienesa el mes de septiembre?

Mi viaje me ha enseñado otra vez sobre mi indecible torpeza tan pronto siento nuevos lugares y nuevas personas en torno a mí —: creo que los ciegos se tienen más confianza que los semiciegos. Mi deseo ahora con respecto a Viena es ser puesto como un paquete en una habitacioncita de la casa en la que usted quiera vivir. O en la casa de al lado, como su

fiel amigo y
vecino F.N.

249. A Lou von Salomé en Stibbe

Lunes <Tautenburg,26 de junio de 1882>

Mi querida amiga:

una media hora lejos de Dornburg, en donde el viejo Goethe gozaba de su soledad, yace Tautenburg en medio de bellos bosques. Aquí mi buena hermana me ha instalado un pequeño nido idílico que ha de albergarme ya este verano. Ayer he tomado posesión de él; mañana parte mi hermana, y estaré solo. No obstante, hemos acordado algo que quizá vuelva a traerla por aquí. Es decir, en el supuesto de que usted no tuviera mejor uso del mes de agosto y encontrara adecuado y oportuno vivir aquí conmigo en el bosque, mi hermana la acompañaría hasta aquí y viviría aquí con usted en una casa (p. ej., la del pastor, donde vive actualmente: el lugar tiene, para elegir, unas habitaciones hermosas y modestas). Mi hermana, sobre quien usted puede consultar a Rée, precisamente en estas fechas desea tener una vida aislada para incubar cual huevecillos sus pequeñas novelas. Para ella es sumamente agradable la idea de estar cerca de usted y de mí. — ¡Bien! ¡Y ahora sinceridad »hasta la muerte«! ¡Mi querida amiga! No estoy atado a nada, y cambiaré mis planes, si usted tiene los suyos, con la mayor facilidad. Y si no debo estar con usted, dígame también esto con total sencillez — ¡y no necesita siquiera dar los motivos! Confío en usted plenamente: pero usted ya lo sabe.

Si encajamos el uno con el otro, también la salud de uno encajará con la del otro, y de alguna parte saldrá un beneficio secreto. Hasta ahora nunca había pensado que usted me habría de »leer y escribir«; pero desearía mucho poder ser su maestro. En fin, para decir toda la verdad: estoy buscando ahora personas que pudiesen ser mis herederos; yo cargo conmigo unas cosas que no se pueden leer en absoluto en mis libros — y para ellas estoy buscando la mejor y más fértil tierra de cultivo.

¡Vea usted mi egoísmo! —

Cuando, por aquí y por allá, pienso en los peligros de su vida y de su salud, mi alma cada vez se llena totalmente de ternura; no sabría decirle ninguna otra cosa que me llevara tan rápidamente cerca de usted. — Y luego, siempre me siento feliz sabiendo que usted también tiene como amigo a Rée, y no sólo a mí.
Es un verdadero gozo para mí pensar que paseo y hablo junto a ustedes dos. —

En el Grunewald hacía demasiado sol para mis ojos.

Mi dirección es: Tautenburg junto a Dornburg, Turingia.

Fielmente su
amigo Nietzsche

Ayer estuvo Liszt aquí.633


Respuesta a una carta no conservada de Lou von Salomé. Lou von Salomé responde el 30 de junio de 1882 (sólo se conserva el sobre).

251. A Lou von Salomé en Stibbe

<Tautenburg, 27 - 28 de junio de 1882>

Querida amiga

¡cómo me alegro de oír que el buen barco ha llegado a buen puerto!634 En este momento los tres perteneceremos a las personas más satisfechas que existen. Esta Tautenburg me encanta y encaja conmigo en todo y cada una de las cosas; y una vez más en este maravilloso año me siento sorprendido por un inesperado regalo del destino. Para mis ojos y mis solitarias inclinaciones este es el paraíso; entiendo la indicación de que el tiempo de mis andanzas al sur ha pasado; el viaje desde Messina al Grunewald ha puesto un gran punto final a ese pasado.

Entretanto he compartido todo lo concerniente a usted con mi hermana. Tras el largo tiempo de separación sentí que ha progresado mucho y está más madura que antes, digna de toda confianza y con mucho amor hacia mí. Sus propios planes para el invierno están entretanto fijados (se va para Génova, a mi alojamiento de allá, después a Roma); mi preocupación de que estos quisieran cruzarse con los míos vieneses está con ello resuelta. Además ella tiene ahora sus propias inclinaciones al retiro y al »no dejarse influir« — y por eso creo a fin de cuentas que usted puede intentar vivir con ella y con nosotros. — Mi completo silencio no era necesario, ¿no cree usted? Hoy lo analicé y encontré como motivo de fondo: la desconfianza en mí mismo. Ciertamente he pasado por un acontecimiento, el haber ganado una »nueva persona«, y haber perdido los sesos literalmente — como consecuencia de una soledad demasiado rigurosa y de una renuncia a todo amor y a toda amistad. Yo debía guardar silencio, porque hablar de usted me habría turbado en cada ocasión (me pasó en casa de los queridos Overbeck) Ahora le estoy contando esto para hacerla reír. Resulta que sigo siendo muy humano, demasiado humano, y mis tonterías crecen junto con mi sabiduría.635

Esto me recuerda a mi »ciencia alegre«. El jueves llegan las primeras galeradas, y el sábado debe salir a la imprenta la última parte del M<anu>s<crito>. Ahora ando ocupado con cuestiones lingüísticas muy sutiles; la decisión final sobre el texto me obliga a la »escucha« más escrupulosa de palabras y frases. El escultor llama a esta labor última »ad unguem«. — Con este libro se cierra aquella serie de escritos que empezó con »Huma<no, demas<iado humano>«: todos juntos deben erigir »una nueva imagen y un nuevo ideal del espíritu libre«.

Usted habrá adivinado hace mucho que no se trata, desde luego, de »los libres hombres de acción«636. Más bien — pero aquí quiero terminar y reír. A usted y al amigo Rée

con afectuosa simpatía, FN.


Respuesta a una carta no conservada de Lou von Salomé.

256. A Lou von Salomé en Stibbe

Tautenburg junto a Dornburg, Turingia. <3 de julio de 1882>

Mi querida amiga,

¡El cielo sobre mí está reluciente! Ayer al mediodía se sintió como si fuese un cumpleaños: usted me envió su confirmación, el regalo más bello que alguien me pudiera hacer ahora, — mi hermana envió cerezas, Teubner los tres primeros pliegos de galeradas de la »ciencia alegre«; y además terminé con la última parte del manuscrito y con ello la obra de 6 años (1876—1882), ¡toda mi »condición de espíritu libre«! ¡Oh, qué años! ¡Qué tormento de todo tipo, qué aislamiento y hastío de vivir! Y contra todo eso, como contra la muerte y la vida por así decirlo, me he elaborado esa medicina mía, esos pensamientos míos junto con sus pequeñas, pequeñas franjas de cielo sin nubes sobre sí: — oh querida amiga, tan a menudo pienso en ello que me siento sacudido y conmovido, y sin embargo no sé cómo ha sido posible todo eso: la auto-compasión y el sentimiento de victoria me llenan por completo. Pues es una victoria, y una total victoria — pues hasta la salud volvió a mi cuerpo, no sé de dónde vino, y todos me dicen que me veo más joven que nunca. ¡El cielo me cuide de cualquier tontería! — Y de ahora en adelante, cuando usted me aconseje, estaré bien aconsejado, y no habrá necesidad de temer. —

En lo que atañe al invierno, he pensado muy seria y exclusivamente en Viena: los planes invernales de mi hermana son completamente independientes de los míos, en esto no hay segundas intenciones. Ahora no pienso en el sur de Europa. Ya no quiero estar solo y quiero aprender a ser parte de los hombres otra vez. Ah, en esta tarea aún tengo casi todo por aprender.

¡Reciba mi agradecimiento, querida amiga! Todo irá bien, como usted lo ha dicho.

¡A nuestro Rée el mayor afecto!

Enteramente suyo
F.N.


Respuesta a una carta no conservada de Lou von Salomé del 30 de junio de 1882.

269. A Lou von Salomé en Stibbe

Tautenburg junto a Dornburg (Turingia), <16 de julio de 1882>

Bueno, mi querida amiga, hasta ahora todo va bien, y el sábado, dentro de 8 días, nos volveremos a ver.(1)

¿Por si acaso no ha llegado a sus manos mi última carta? La escribí el domingo hace 2 semanas(2). Lo habría de lamentar. Le contaba en ella un momento muy feliz: ¡varias cosas buenas me llegaron en una sola vez, y la »mejor« de ellas había sido su carta en la que me dio su confirmación! —

De todos modos: cuando se tiene una buena confianza mutua, las cartas tienen derecho hasta de perderse.

He pensado mucho en usted, y he compartido con usted varias cosas edificantes, conmovedoras y joviales, hasta el punto de que es como si hubiese vivido unido a mi venerable amiga. ¡Si supiese cuán nuevo y extraño me resulta todo esto, a mí, viejo solitario! — ¡Cuántas veces no pude evitar reírme de mí mismo!

En lo que atañe a Bayreuth, estoy satisfecho con no tener que estar allí; y sin embargo, si pudiese estar cerca de usted como un completo espíritu, susurrándole al oído esto y lo otro, entonces hasta la música del Parsifal la podría soportar (de lo contrario, me es insoportable).

Quisiera que usted leyese primero mi breve escrito »Richard Wagner en Bayreuth«; quizá el amigo Rée lo tenga. He vivido demasiadas cosas con relación a este hombre y su arte — ha sido una pasión larguísima: no encuentro otra palabra para todo ello. La renuncia exigida aquí, el volver a encontrarme a mí mismo, que al final se torna aquí necesario, forma parte de lo más duro y melancóllico de mi destino. Las últimas palabras de W<agner> escritas para mí están en un bonito ejemplar del Parsifal, como dedicatoria: »Para mi preciado amigo Friedrich Nietzsche. Richard Wagner, consejero eclesiástico superior«(3). Exactamente al mismo tiempo le llegó, enviado por mí, mi libro »Humano, demasiado humano«(4) — y con ello quedó todo claro, pero también todo acabado.

Cuántas veces, en todas las cosas posibles, he vivido precisamente esto: »todo claro, pero también todo acabado!«

Y cuán feliz me siento, mi querida amiga Lou, al poder pensar ahora, con relación a nosotros dos: »Todo recién comenzado y sin embargo todo claro!« ¡Tenga confianza en mí! ¡Tengamos confianza en nosotros!

Con los más afectuosos deseos para su viaje

su amigo
Nietzsche.


La respuesta de Lou von Salomé del 24 de julio de 1882, desde Leipzig, no se ha conservado.

279. A Lou von Salomé en Bayreuth (Fragmento)

<Tautenburg, 4 de agosto de 1882>

[+ + +] y cuán difícil se ha vuelto incluso el deber de una amiga que aun ahora viene a mí.

Yo quería vivir solo. —

Pero luego el querido pájaro Lou voló sobre mi camino, y yo pensé que era un águila. Y entonces quería tener al águila conmigo.

Venga ya, estoy sufriendo mucho por hacerle sufrir. Juntos lo soportaremos mejor.

F.N.


Respuesta a una carta no conservada de Lou von Salomé.

287. A Lou von Salomé en Tautenburg

<Tautenburg, 8./24 de agosto de 1882>

[+ + +]

1.

Los hombres que aspiran a la grandeza, son por lo habitual hombres malvados; es su única manera de soportarse.

2.

Quien ya no ve la grandeza en Dios, no la encontrará en ninguna otra parte y tendrá que, o bien negarla, o bien — crearla (ayudar a crearla).

<3.>

[+ + +]

4.

La enorme expectativa con respecto al amor sexual le estropea a las mujeres la vista para todas las perspectivas lejanas.

5.

Heroísmo — este es el rasgo de un hombre que aspira a una meta, respecto al cual él ya no entra para nada en consideración. El heroísmo es la buena voluntad de un absoluto ocaso de sí mismo.

6.

Lo opuesto al ideal heroico es el ideal de un desarrollo armónico de todo — ¡un opuesto bello y muy deseable! Pero un ideal tan sólo para hombres básicamente buenos (Goethe, p. ej.)


El amor es para los varones algo totalmente diferente al de las mujeres. Para la mayoría el amor es, sin duda, una especie de codicia; para el resto de varones el amor es una adoración a una divinidad sufriente y encubierta.

Si el amigo Rée leyera esto, me tomaría por un loco.


¿Cómo le va? — En Tautenburg nunca hubo un día más bello que hoy. Aire claro, suave y fortificante: así como debiéramos ser todos nosotros.

De corazón
F.N.

288. A Lou von Salomé en Tautenburg

<Tautenburg, 8./24 de agosto de 1882>

Respecto a la doctrina del estilo.

1.

Lo primero que se necesita es la vida: el estilo debe vivir.

 

2.

El estilo se te debe adecuar con vista a una persona muy determinada con la que te quieres comunicar. (Ley de la doble relación).

3.

Hay que saber primero con exactitud: »así y asá yo hablaría y expondría esto« — antes de que podamos escribir. Escribir tiene que ser una imitación.

4.

Como al escritor le faltan muchos de los medios del expositor, debe en general tener como modelo una forma muy expresiva de exposición: la copia resultante, el escrito, quedará necesariamente mucho más empalidecida.

5.

La riqueza de vida se revela en la riqueza de gestos. Hay que aprender a sentir todo como un gesto — la longitud y la brevedad de las frases, las puntuaciones, la elección de las palabras, las pausas, la sucesión de argumentos.

6.

¡Cuidado con el período! Tienen derecho al período tan sólo los hombres que tienen un largo aliento también al hablar. Para la mayoría el período es afectación.

7.

El estilo debe demostrar que uno cree en sus pensamientos, y que no simplemente los piensa, sino que además los siente.

8.

Cuanto más abstracta sea la verdad que se quiere enseñar, tanto más se debe primero seducir los sentidos hacia ella.

9.

El tacto de los buenos prosistas en la elección de sus medios consiste en acercarse mucho a la poesía pero sin pasarse jamás a ella.

10.

No es gentil ni inteligente anticiparle a nuestro lector las objeciones más fáciles. Es muy gentil y muy inteligente dejar a nuestro lector que él mismo exprese la quintaesencia última de nuestra sabiduría.

F.N.
¡Buenos días,
mi querida Lou!

289. A Lou von Salomé en Tautenburg <Dedicatoria>

<Tautenburg, 8./24 de agosto de 1882>

Verano de 1876


¿Ya no hay marcha atrás? ¿Ni para adelante?

¿Tampoco para la gamuza hay camino?

* * *

Así aguardo yo aquí y agarro con firmeza,

Lo que ojos y manos me dejan agarrar:

* * *

En cinco pies de tierra, la aurora,

Y debajo de mí — el mundo, el hombre y la muerte.

* * *

F.N.

 

Para mi querida Lou. — Verano de 1882

290. A Lou von Salomé en Tautenburg (Nota)

<Tautenburg, el 29 de agosto de 1882>

En cama. Ataque violentísimo. Desprecio la vida.

FN.

291. A Lou von Salomé en Tautenburg (Nota)

<Tautenburg, 26 de agosto de 1882>

Mi querida Lou,

¡Pardon por lo de ayer! Un ataque violento de mi estúpido dolor de cabeza — hoy ha pasado.

Y hoy veo algunas cosas con nuevos ojos. —

A las 12 la llevo a Dornburg: — pero antes tenemos que hablar una media horita (pronto, quiero decir, tan pronto como se haya levantado). ¿Sí? —

¡Sí!

F.N.

293. A Lou von Salomé en Stibbe

<Naumburg, finales de agosto de 1882>

Mi querida Lou,

un día después de usted me marché yo de Tautenburg, con mucho orgullo y mucho valor en el corazón — ¿a qué se debe realmente?

Con mi hermana he conversado todavía poco, pero lo suficiente como para enviar de vuelta a la nada, de la que nació, al fantasma que emergía.

En Naumburg me sobrevino otra vez el demonio de la música — he compuesto una para su Plegaria a la Vida; y mi amiga parisina Ott, que posee una voz maravillosamente fuerte y expresiva, debe un día cantarla para usted y para mí.

Finalmente, mi querida Lou, el antiguo, profundo y cordial favor: ¡llegue a ser la que es! Primero se tiene necesidad de emanciparse de las propias cadenas, ¡y al final hay que emanciparse todavía de esta emancipación! Cada uno de nosotros tiene que padecer de la enfermedad de las cadenas, aunque de modos diferentes, incluso después de haberlas roto.

De corazón a favor
de su destino — pues
amo también en usted
mis esperanzas.
F.N.

298. A Lou von Salomé en Stibbe

<Naumburg, 8 de septiembre de 1882>

Mi querida Lou,

Todo lo que usted me informa me hace mucho bien. ¡Además, yo requiero algo que me haga bien!

Mi crítico veneciano me ha escrito una carta sobre la música que compuse para su poema; se la adjunto — usted tendrá sus ideas personales al respecto. Aceptar la vida aún me sigue costando mi mayor resolución. Tengo muchas cosas delante de mí, sobre mí, y detrás de mí. — Hoy me traslado a Leipzig, y si me salen bien algunas cosas, quizás incluso por un mes. Quiero aprovechar la biblioteca y trabajar.

Ahora me parece como si mi retorno »a los hombres« debiera resultar en que yo perdiese a los pocos que aún poseía de algún modo. Todo es sombra y pasado. ¡Que el cielo me conserve lo poco de mi humanidad! —

En cuanto a Tautenburg, olvidé contarle que el pastor estaba fuera de sí de asombro cuando el día después de su partida oyó que tenía a una alumna de Biedermann en su casa. Ciertamente él lo considera el filósofo más perspicaz de todos y se ve a sí mismo como su único alumno verdadero. Los 3 marcos que dejó sobre la mesa en Dornburg, me permití entregarlos, en su nombre, a la Asociación para el Embellecimiento de Tautenburg.

Mi hermana no ha retornado.

Justo ahora llegó el matrimonio segreto — tras una primera hojeada, lo reconozco ya como una obra maestra. No se ría de la rapidez de mi juicio — yo soy muy pero muy músico.

Le recomiendo a usted y al amigo Rée (al que le agradezco de corazón su carta) reflexionar sobre cómo se ha desarrollado el sentimiento de la responsabilidad. El sentimiento del yo en un miembro individual del rebaño, al igual que su remordimiento de consciencia como remordimiento del rebaño, es extraordinariamente difícil de captar con la fantasía — y en ningún caso puede ser sólo deducido. Hace muy poco, mis reflexiones sobre el origen del lenguaje, me dieron la más grande confirmación de mi teoría del instinto del rebaño.

¡Para adelante, mi querida Lou, y para arriba!

Con los deseos más afectuosos, su F.N.

Direc: Leipzig poste restante


Respuesta a una carta no conservada de Lou von Salomé.

305. A Lou von Salomé en Stibbe

<Leipzig, presumiblemente el 16 de septiembre de 1882>

Mi querida Lou, su idea de reducir los sistemas filosóficos a los actos personales de su autor es verdaderamente una idea del »cerebro hermano«: yo mismo en Basilea he contado la historia de la filosofía antigua en ESTE sentido y me gustaba decirles a mis oyentes: »este sistema está refutado y muerto — pero la persona detrás de él es irrefutable, a la persona no se la puede matar en absoluto« — por ejemplo, Platón.

Hoy le adjunto una carta del profesor Jacob Burckhardt, al que usted una vez quería llegar a conocer. También él tiene un algo irrefutable en su personalidad; pero como él es total y propiamente un historiador (el primero entre los vivos), no está precisamente satisfecho de ello, de esa persona y modo de ser suyos, incorporados eternamente a él, y le encantaría por una vez ver con otros ojos, por ejemplo, como revela esa extraña carta, con los míos. Además, él cree que morirá pronto y de manera repentina, por un ataque de apoplejía, como otros de su familia; ¿le gustaría acaso tenerme como sucesor suyo en la cátedra? — Pero sobre mi vida, está todo decidido. —

Aquí entretanto, el profesor Riedel, presidente de la Asociación alemana de Música, ha sido flechado por mi »música heroica« (quiero decir, su »Oración sobre la vida«) — la quiere por completo, y no es imposible que le haga un arreglo para su magnífico coro (uno de los primeros de Alemania, llamado »Asociación de Riedel«). Éste sería un pequeño caminito con el que los dos juntos llegaríamos a la posteridad — entre otros caminos reservados. —

En lo que atañe a su »caracterización de mí mismo«, lo cual es verdad así como lo ha escrito: me han venido a la mente mis pequeños versos de la Ciencia Alegre — p.10, con el título »Petición«. ¿Adivina, mi querida Lou, lo que pido? — Pero Pilatos dice: »¡Qué es la verdad!« —

Ayer en la tarde estuve feliz; el cielo era azul, el aire suave y puro, estaba en un valle de rosas, atraído hacia allí por la música de Carmen. Allí estuve sentado durante 3 horas, bebí el segundo Cognac de este año, en recuerdo del primero (¡ja! ¡qué feo sabor tenía!) y reflexioné con toda inocencia y maldad sobre si tendría yo alguna disposición a la locura. Al final me dije a mí mismo que no. Entonces comenzó la música de Carmen y me perdí por una media hora en las lágrimas y palpitaciones del corazón. — Pero cuando usted lea estas líneas, usted dirá al final: ¡Sí! Y hará una anotación más a la »caracterización de mí mismo«. —

¡Venga muy, muy pronto a Leipzig! ¿Por qué pues solo el 2 de octubre? ¡Adieu, mi querida Lou!

Su F.N.


Respuesta a una carta no conservada de Lou von Salomé.

351. A Lou von Salomé en Berlín (Borrador)

<Rapallo, antes de mediados de diciembre de 1882>

Si he sufrido mucho, todo eso para mí no es nada comparado con el problema de si usted podrá o no, querida Lou, reencontrarse a sí misma. Nunca traté todavía con alguien tan pobre como lo es usted.

Ignorante pero perspicaz

rica en aprovechar lo sabido.

sin gusto, pero ingenua sobre esta carencia

honesta y justa en pequeñeces, por despecho más que nada; en una escala mayor, respecto a la actitud total hacia la vida, deshonesta (enferma por exceso de trabajo, etc.)

Sin nada de tacto para dar y tomar

sin sentimientos e incapaz de amar

en afectividad, siempre enfermiza y al borde de la locura

sin gratitud, sin pudor hacia sus benefactores

infiel y, en las relaciones, traicionera de las personas con cualquier otra

incapaz de cortesía del corazón

adversa a la pureza y pulcritud del alma

siempre descubierta impudorosamente en pensamientos, violenta consigo misma en pequeñeces

inconfiable

nada "buena"

grosera en cuestiones de honor

monstruosamente lo negativo

"un cerebro con un atisbo de alma"

el carácter de un gato — el depredador que se disfraza de animal doméstico,

la nobleza como reminiscencia del trato con gente más noble

una voluntad fuerte, pero sin objetivo grande

sin diligencia y pulcritud

sin rectitud cívica

sexualidad cruelmente desplazada

retrasado egoísmo infantil como consecuencia de atrofia y retraso sexual

capaz de apasionamiento

sin amor por las personas, pero amor por Dios

necesidad de expansión

astuta y llena de autodominio en relación a la sexualidad masculina.

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